Si el otro día introducíamos Industrie 4.0, hoy vamos a ir aterrizando a aspectos cada vez más cotidianos.
Como veréis, a medida que nos vamos haciendo más tecnológicos, es común que cada vez aparezcan más anglicismos, o acrónimos. Digamos que en tecnologías de la información el inglés es el método de comunicación por defecto, hasta los lenguajes de programación lo llevan incorporado.
Partamos de la base de que cualquier edificio se construye con el objetivo de proporcionar un espacio confortable para la gente que lo habita. Hasta nuestros primitivos construían refugios de las inclemencias del tiempo.
Por tanto, los Smart Buildings, o Edificios Inteligentes, son aquellos que proporcionan a lo largo de su vida útil un conjunto de servicios que nos hacen más productivos, con mínimo coste e impacto en el entorno. Estos servicios pueden ser la iluminación, la calidad del aire, el confort térmico, la seguridad física, el transporte, aguas sanitarias,…
Podéis leer más sobre estos conceptos en el siguiente enlaceBuilding Efficiency Initiative, pero nos gustaría poner la atención en cuándo pasamos a aportar inteligencia.
La gestión de estos servicios dentro del propio edificio es algo que llevamos haciendo muchos años, aunque de forma independiente, y de manera más o menos automática. Es muy habitual el uso de sensores de luz, termostatos, cámaras, programadores,… Ahora la diferencia está en mirar fuera del propio edificio y evaluar el impacto de ese edificio en la red eléctrica, en la sociedad y en el medio ambiente. Es así donde nace la necesidad de conectar nuestros edificios y gestionarlos de una manera dinámica, funcional e integrada.
Hay infinidad de ejemplos que nos pueden ayudar a explicar que es un edificio inteligente. Desde la programación de la temperatura de un edificio en función de la predicción meteorológica y la ocupación, la programación de iluminación y elementos de seguridad en función de los horarios de uso o temporadas estivales, la contratación de potencia en función del precio y la hora de consumo, los procedimientos automáticos en caso de incendio o fallo eléctrico, hasta el mantenimiento predictivo en función del comportamiento del edificio (siempre hay señales antes del fallo).
Estos son ejemplos que requieren de un sistema de actuación, un sistema de control, y la integración con otros sistemas empresariales (RRHH, seguridad, …) u otros servicios públicos (meteorológico, bomberos, policía, proveedores de energía,…)
Estamos hablando básicamente de sensores para la captura de la información, actuadores para la activación de dispositivos, pero sobre todo un sistema de integración y automatización que permita interpretar las señales para trabajar de esa forma dinámica, e integrada, y sobre estos una capa de inteligencia que permita programar como actuar en cada momento de acuerdo a la estrategia que queramos implementar en cuanto a costes, confort, seguridad, disponibilidad, etc.
¿Estamos preparados? Eso quizás sea otra discusión pero seguro que os podemos ayudar. Os dejamos un informe del BPIE (Buildings Performance Institute Europe) sobre esta reflexión.
Saludos,